miércoles, 6 de octubre de 2010

NUESTRA ENERGÍA

Ayer me quedé con las ganas de continuar mi comentario, así es que lo hago hoy ya que estoy de vacaciones durante unos días.

Los pensamientos recurrentes que dan vueltas y más vueltas por nuestra mente malgastan parte de la energía de que disponemos. Por este motivo también, pues, pienso que vale la pena estar atentos a todo lo que se mueve dentro de ella (de hecho, lo que llamamos mente es el conjunto de los propios pensamientos en un momento determinado). Naturalmente, podemos y debemos ocupar adecuadamente nuestra mente y eso es lo que hacemos cuando reflexionamos sobre algo concreto o cuando estamos trabajando y examinamos las diversas posibilidades de conseguir los objetivos que nos hemos marcado. La mente que gasta inutilmente energía es solamente la ocupada por los pensamientos dispersos, recurrentes y voraces que tan a menudo tenemos. Es lo que se llama "el parloteo incesante de la mente". Y este parloteo incluye también las emociones correspondientes.

Así es que los pensamientos que tenemos no son neutros. Unos favorecen y posibilitan la gestión adecuada de nuestros asuntos en la vida corriente y otros solamente sirven para malgastar parte de nuestra energía, en el mejor de los casos, o incluso para embotar nuestra mente y bloquearnos emocionalmente.

Hay dos maneras básicas de "estar en el mundo". Lo sé porque lo he experimentado (como cualquier persona que haya estado mínimamente atenta a los movimientos de su mente). Cuando hace tiempo me encontré bloqueado emocionalmente, no había manera de salir del bloqueo. Aunque sabía que era un bloqueo, saberlo no era suficiente para salir de él. Esa es una manera de "estar en el mundo" de los humanos. Ocupados por el trajín sin freno de la propia mente. Y otra, muy diferente, es tener en cuenta que los pensamientos van y vienen más o menos arbitrariamente (y las emociones que los siguen) y verlos venir e irse sin dejarse arrastrar o aprisionar por ellos.

Ahora mismo recuerdo a dos profesores de mi primera infancia que me pegaron sendas palizas por unos hechos insignificantes (vistos por mí ahora que soy adulto). Emocionalmente, me hicieron mucho daño. Quizás condicionaron mi vida durante muchos años. Pues bien, esta mañana, rememorando aquellos sucesos, he visto con nuevos ojos la conducta de estas dos personas. Me he dado cuenta, por primera vez en mi vida, que ellos fueron presa absoluta de sus pensamientos y de sus emociones en aquellos momentos en que sucedió todo. No los disculpo, pero entiendo cómo pasó todo aquello. La rabia que sintieron los arrastró hasta pegarme las palizas correspondientes con manos, puños y pies incluso. Este es un buen ejemplo de lo que acabo de decir.

Mucha gente sabe ya que los seres vivios somos, fundamentalmente, energía. La misma energía básica que compone el Universo y el Cosmos. Pues bien, cuando no somos capaces de ver nuestros pensamientos recurrentes y nuestras emociones negativas que nos arrastran, lo que sucede es que nos apartamos, en realidad, del torrente de energía que somos y en consecuencia, a parte de que podemos enfermar a la larga, sólo seremos capaces de actuar negativamente contra los demás y contra nosotros mismos.

La segunda de las maneras de estar en el mundo a la que me he referido antes requiere una actitud de mínima observación de los movimientos de nuestra mente, pero también un cambio de actitud. Se trata de querer salir de esa maraña neurótica en que a veces se encuentra nuestra mente. De querer estar bien. De querer sentir bienestar; auténtico bienestar. Y, por último, requiere asímismo que pongamos los medios para conseguirlo, es decir, actuando en esa dirección, teniendo acciones positivas para liberarnos de las emociones negativas.

Estamos conectados a una fuente de energía positiva inagotable, que es la vida misma. De nosotros depende estar o no habitualmente conectados a ella. La condición indispensable es la atención a nuestros pensamientos y emociones. Si lo hacemos así, nuestra energía no disminuirá y podremos gestionar (como se dice ahora) adecuadamente nuestras vidas. Bueno, esa es mi experiencia y mi punto de vista.

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