domingo, 30 de mayo de 2010

EL PERFECCIONISMO

En una de las sesiones de terapia a las que asistí, la terapeuta, cuando describió los que, a su juicio, eran los componentes de mi carácter, me dijo: Tiendes al perfeccionismo emocional. Desde entonces, no he dejado de tener presente ese –vamos a llamarlo- diagnóstico, y he de reconocer que le he dado vueltas al asunto. Y hoy voy a dedicarle unos minutos. Y empezaré transcribiendo el parecer de algunos especialistas.

Silvia Russek. Psicóloga clínica y Maestra en terapia de pareja escribe en su libro "No sufras las crisis, ¡RESUÉLVELAS"! , lo que sigue a continuación:

“¿Eres perfeccionista? Responde a las siguientes preguntas, con la mayor honestidad posible.

1. ¿Necesitas ser siempre el primero o el mejor?
2. ¿Sientes que constantemente que puedes o debes mejorar lo que estás haciendo o lo que ya terminaste?
3. ¿Te sientes tenso o angustiado cuando te equivocas o ante la posibilidad de cometer un error?
4. ¿Estas estresado continuamente?
5. ¿Estás muy pendiente y te preocupa la opinión de los demás?
6. ¿Pospones las actividades o situaciones que te cuestan trabajo o en las que no estás seguro de tener éxito?
7. ¿Revisas varias veces algo que ya terminaste?

Si contestaste si, a la mayoría de las preguntas, posiblemente eres perfeccionista.

El perfeccionismo puede ser el resultado de una baja autoestima. Es un intento de demostrarnos y demostrarles a los demás, que sí somos capaces y dignos de ser valorados y apreciados. Pero al mismo tiempo es uno de los principales obstáculos para aumentar y fortalecer nuestra autoestima. ¿Por qué? Porque trabajar para tener una autoestima elevada, implica hacer cosas que no siempre nos van a salir bien. Significa reconocer y aceptar nuestros errores. Y darnos el permiso de cometerlos.

El perfeccionismo está relacionado con:
* La necesidad de tener la aprobación de los demás y de nosotros mismos.
* El temor al rechazo.
*Una actitud autocrítica, muy negativa.
*Un pensamiento extremista, en donde sólo existe todo o nada, bueno o malo y no vemos puntos intermedios.
*La percepción equivocada de nosotros mismos y de la realidad, al creer que es posible que todo lo que una persona hace, salga siempre bien.
*Calificar los errores como fracasos.
*Calificarse y valorarse como persona, en función de los éxitos o fracasos que tenemos”.

“En la web de Avaloncenter.com (centro de terapias y crecimiento personal) escriben esto:

El perfeccionismo consiste en un incesante deseo de hacer las cosas mejor, de superar las metas y ser mejores que los demás. Como esto no puede lograrse siempre, el sentimiento que produce es insatisfacción. El perfeccionismo se compone de fuerza de voluntad, constancia y necesidad de control.

Esforzarse buscando la perfección es posible, pero la perfección no es posible. La perfección es un ideal que nos ilumina el camino, pero no debemos llegar a tocar su luz, porque nos quemaremos. Sólo debemos ir en su búsqueda.

El perfeccionismo no es un rasgo negativo de la personalidad si está en su justa medida. Es un ideal deseable, pues nos impulsa. Pero deja de ser sano cuando en vez de ser un estímulo para vivir es un obstáculo que nos obliga a ponernos metas cada vez más altas e imposibles de saltar, y que nos conduce a la insatisfacción y a la baja autoestima”.


Mi punto de vista, es decir, cómo veo este asunto desde mi exclusiva experiencia individual, teniendo en cuenta que la psicoterapia tiene la virtud de volverte más consciente de ti mismo y de lo que se mueve emocionalmente en tu interior, añade algún matiz a lo que sostienen los artículos que he transcrito. Tengo la impresión de que se están refiriendo sobre todo al perfeccionismo en relación con los temas profesionales o laborales. Y es verdad que sirven para perfilar más claramente qué se entiende por personalidad perfeccionista, pero yo quiero añadir a eso algo de carácter más general.

A mi entender, si por perfeccionismo emocional se entiende querer estar bien (sentir bienestar emocional), he de reconocer, sin más, que tiendo al perfeccionismo. Lo tengo que aceptar sin rodeos. Pero ¿qué significa estar bien, para mí? Esa es la clave.

Estar bien, en mi caso, no es sino sentir paz interior. Estoy seguro de haberlo dicho más de una vez en este blog. Paz con uno mismo y paz en relación con el entorno, es decir, con los demás seres que habitan el mundo y con el propio mundo que me rodea. Cosa que no quita (sino que lo comprende) que pueda y tenga que continuar sintiendo dolor, miedo o rabia (de forma adecuada) cuando la situación lo exija. Pero en el fondo, y sin embargo, siempre tendrá que darse un encontrarse bien anclado en uno mismo en sus dos vertientes (hacia dentro y hacia afuera) que es lo que me va a permitir estar tranquilo y actuar adecuadamente.

Cuando se ha pasado por un estado de ánimo (insisto: rabia, miedo o tristeza) poco adecuado a la circunstancia concreta que sea, y que ha durado bastante tiempo, hasta convertirse en la emoción predominante que no nos ha dejado vivir en paz, se está en condiciones de poder llegar a darle la vuelta a la situación y entender que tener un corazón en paz (como componente de fábrica– podríamos decir) es el gran regalo que la vida nos ha dado a los humanos. Y sin excluir a nadie, porque, por suerte o por desgracia, soy de los convencidos de que cualquier adulto que conozcamos pasa por episodios como esos en algún momento de su vida.

Ahora bien, si por perfeccionismo emocional se entiende que ese estado de paz y bienestar ha de ser como una especie de nirvana o de cielo en la tierra que te impida sentir y que te sustraiga de lo que constituye el vivir con presencia el día a día, en ese caso estoy seguro de que yo no tiendo al perfeccionismo. Busco la paz pero no huyo de nada, no necesito narcotizarme ni anestesiarme ni aislarme de nada de lo que me corresponde vivir y experimentar como ser humano que soy. Sólo quiero vivir con intrepidez mi vida, dirigirla conscientemente y sacarle todo el jugo que pueda respetando a los demás y haciendo que me respeten. Y eso, para mí, no es perfeccionismo emocional, sino querer vivir mi estado natural, el del bienestar, el de la felicidad, el estado natural al que tenemos derecho todos por el simple hecho de haber nacido.

2 comentarios:

Chesús dijo...

La belleza está en los ojos de quién mira

Muchas veces nos empeñamos en huir de nuestro propio yo sin darnos cuenta de que es algo que nos acompañará siempre. Éste cuento de origen árabe lo ilustra a las mil maravillas…

A un oasis llega un joven, toma agua, se asea y pregunta a un viejecito que se encuentra descansando: ¿Qué clase de personas hay aquí?

El anciano le pregunta: “¿Qué clase de gente había en el lugar de donde tú vienes?”

“Oh, un grupo de egoístas y malvados” replicó el joven. “Estoy encantado de haberme ido de allí.”

A lo cual el anciano comentó: “Lo mismo habrás de encontrar aquí.”

Ese mismo día, otro joven se acercó a beber agua al oasis, y viendo al anciano, preguntó: “¿Qué clase de personas viven en este lugar?

“El viejo respondió con la misma pregunta: “¿Qué clase de personas viven en el lugar de donde tú vienes?”

“Un magnífico grupo de personas, honestas, amigables, hospitalarias, me duele mucho haberlos dejado.”

“Lo mismo encontrarás tú aquí”, respondió el anciano.

Un hombre que había escuchado ambas conversaciones le preguntó al viejo: “¿Cómo es posible dar dos respuestas tan diferentes a la misma pregunta?

A lo cuál el viejo contestó: “Cada uno lleva en su corazón el ambiente donde vive. Aquél que no encontró nada bueno en los lugares donde estuvo no podrá encontrar otra cosa aquí. Aquél que encontró amigos allá podrá encontrar amigos aquí”

Chesús dijo...

El cuento árabe está extraído de El blog alternativo.com.